Historia
Composición
Tras el éxito de La bella durmiente en 1890, Iván Vsévolozhsky, el director de los Teatros Imperiales, encargó a Chaikovski la composición de un programa doble con una ópera y un ballet. La ópera seria Iolanta. Para el ballet Chaikovski volvería a unir fuerzas con Marius Petipa, con quien ya había colaborado en La bella durmiente. El material que eligió Petipa en esta ocasión fue una adaptación titulada El cuento del cascanueces que había escrito Alejandro Dumas, basándose en El cascanueces y el rey de los ratones de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.3 La trama de la historia de Hoffmann (y la adaptación de Dumas) se simplificó en gran medida para el ballet en dos actos. El cuento de Hoffmann contiene un largo flashback dentro de su trama principal, titulado El cuento de la nuez dura, que explica cómo el príncipe se convirtió en el cascanueces. Esto tuvo que ser omitido en el ballet.4 Petipa proporcionó a Chaikovski instrucciones muy detalladas para la composición de cada número, incluso en cuanto al tempo y el número de compases.3 La finalización de la obra fue interrumpida durante un corto periodo de tiempo debido a una visita del compositor a Estados Unidos durante 25 días para dirigir los conciertos para la apertura del Carnegie Hall.5 Chaikovski compuso algunas partes de este ballet en Rouen, Francia.6Chaikovski estaba menos satisfecho con El cascanueces que con su ballet anterior La bella durmiente. Aunque aceptó el encargo de Vsevolozhsky, no tenía un interés particular en componerlo –a pesar de que le escribió a un amigo durante la composición del ballet: «Diariamente me vuelvo cada vez más afinado a mi tarea»–.[cita requerida] Se dice que durante la composición de la música del ballet Chaikovski discutió con un amigo, quien apostó a que el compositor no podría escribir una melodía basada en las notas de la octava en secuencia. Chaikovski le preguntó si importaba que las notas fueran ascendentes o descendentes, a lo que le respondió que no. Esto dio lugar al Grand adagio del Grand pas de deux, en el segundo acto, el cual se suele bailar después del Vals de las flores.
Representaciones
Estreno mundial en San Petersburgo
La interpretación fue dirigida por Riccardo Drigo, con Antonietta Dell'Era como el Hada de azúcar, Pável Gerdt como el príncipe Coqueluche, Stanislava Belínskaya como Clara, Serguéi Legat como el Príncipe Cascanueces y Timoféi Stukolkin como Drosselmeyer. Los roles de los niños, a diferencia de muchas producciones posteriores, fueron representados por niños reales en lugar de adultos (con Belínskaya como Clara, y Vasili Stukolkin como Fritz), los estudiantes de la Escuela Imperial de Ballet de San Petersburgo.
El estreno de El cascanueces no fue considerado un éxito en su momento. La reacción respecto a los propios bailarines fue ambivalente. Mientras que algunos críticos elogiaron a Dell'Era en su trabajo en pointe como el Hada de azúcar (al parecer ella recibió cinco llamadas de telón),2 un crítico la califico como «corpulenta» y «regordeta».3 Olga Preobrazhénskaya como la muñeca de Columbine fue descrita como "totalmente insípida" por un crítico y como "encantadora" por otro.2 Un miembro del público describió la coreografía de la escena de la batalla como confusa: «Uno no puede entender nada. Empujando desordenadamente de esquina a esquina y corriendo hacia atrás y hacia adelante –bastante amateur–».2 El libreto fue criticado por ser "desequilibrado"2 y por no ser fiel al cuento de Hoffmann.
Muchas de las críticas se centraron en que aparecen los niños de manera prominente en el ballet,7 y muchos lamentaron el hecho de que la bailarina no bailaba hasta el Gran pas de deux cerca del final del segundo acto (lo que no ocurría hasta casi la medianoche durante el programa).2 Algunos encontraron la transición entre el mundo terrenal de la primera escena y el mundo de fantasía del segundo acto demasiado abrupto.3 La partitura de Chaikovski recibió una mejor acogida. Algunos críticos lo describieron como "asombrosamente rico en inspiración detallada" y «de principio a fin, bella y melodiosa, original y característica».2 Pero incluso esto no fue unánime, ya que algunos críticos encontraron la escena de la fiesta "pesada" y el Gran pas de deux "insípido".7
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